¿Las preguntas son indestructibles?

Quizás. Todo se parece bastante (a nada).

El premio es bueno; el castigo es malo.

¿Pero no es lo mismo?
Mañana querrás otro premio.
y te aliviarás del castigo.

En el balance está la entropía.
¿La Muerte?

Tiremos la balanza.

Todavía no somos gatos.

Todos quieren jugar, pero nadie perder.

Hay que darse cuenta que la derrota sólo hace al éxito más sabroso.
Ganar no tiene sentido si no representa una victoria sobre uno mismo, sobre las condiciones iniciales. La victoria automática tiene tanto sabor como la nada misma.

En definitiva, lo único que puede de verdad alimentarnos es la voluntad humana puesta en acción; modificando el mundo. Todo lo demás son patrañas, vericuetos del azar que no deberían determinar nuestro estado de ánimo (pues no tuvimos nada que ver con ello). Da igual un accidente no previsible que un hecho de buen augur. Da exactamente igual. Debemos poner todo nuestro estado de ánimo en nuestra voluntad de poder, en nuestra verdadera energía vital. Que sea nada más que un indicador; no una fuente de problemas. Voluntad sobre razón sobre emoción.

La fuerza de la voluntad, la determinación de un objetivo es lo único realmente humano en este mundo, ya sea propia o mediada por otra persona. Podemos tener hijos, y serán estos nuestros depositarios de voluntad.

No es una buena idea esperar que pasen cosas buenas sin intervenir, sin un coste. No valdrán.

La paradoja de la vida es que no tiene valor si nada vale más que ella. Quien conserva sólo su vida y no la da por nada, bien podría estar muerto. Ya sea algo como la dignidad, un ser querido, un sueño, o lo que se les ocurra. Hasta la absurda idea de conquistar al mundo le da sentido.

Quizás sea más fácil decirlo que hacerlo, pero hay que jugarse la vida.

Después de todo, nos salió gratis.

La vida sobre ruedas.

Sucede que a veces uno se siente mal por algo no definido... Empieza a buscar nombres para la causa, o cosas o lugares o personas, o algo en general. Algo que "le dé sentido" a nuestro malestar.

Usualmente las palabras no tardan en llegar; aparecen y deforman la situación y ahora uno pone cara de orto porque se pinchó la entrevista de trabajo, porque lo dejó la novia o porque se rompió la pierna.

Si uno se detiene ahí, ya tiene un círculo cerrado. Pero no existen los cierres con las palabras. Todo punto remite a una próxima continuación. Aun el final.

Entonces nos damos cuenta que nuestro malestar no tiene que ver con nuestros sucesos. Nada que ver. Que no fueron las palabras las causantes. Y en cuanto matamos la causa-ficción: El malestar no está más.

Una amistad en penumbras.

Fueron las palabras
que hicieron sangrar,
ocultaron miradas.
Borraron espacios.

Chorros de flujo vital,
inundan el lugar,
derriban máscaras
y pantallas.
Fluyen hacia la inmensidad.

Aflora
lo que nadie dice.
Lo que nadie se escucha,
ni en soledad.

Y de puertas afuera,
será todo añicos:

Llegó,
lo Real.

Pasarás toda tu vida en la vidriera. Pero no te preocupes! Te dejaremos elegir el lado. Y la vidriera.

¿No les parece que el arte está devaluado?

Digo, entre tanto arte de receta, de príncipe-rescata-princesa, de cuadros producidos en masa, de amores eternos, dragones malos, primera-cuarta-quinta, publicidad y repetir repetir repetir repetir repetir repetir...

Como que ya no queda espacio para lo distinto, son todas como cajitas en las que uno cabe o no, si no entra aquí, tendrá un lugar por allá y nunca en un camino único. Me da bronca ver cosas como Avatar (con sus 9 putas nominaciones al Oscar) que es igual a cualquier historia. Sí sí, lindo lindo, explosiones, minas en bolas, chabones heróicos que conquistan otra vez a la princesa.

No sé si me molesta tanto que exista el arte de receta, sino que no se le preste atención a aquellas cosas que de verdad la merecen. ¿Tendremos el cerebro tan quemado que ya no nos damos cuenta de que hay algo ahí afuera?

Hacer un libro, un cuadro, una canción, ya no se trata de algo único, algo distinto; no se trata de creación en sentido pleno: Ya hay recetas. tomamos 200g. de esto, 75g. de aquello, una pizca de lo otro y listo! Ya tenemos "arte".

A la mierda su arte. A la mierda.