Ya no sé si decir que hagan lo que quieran, o si decir que hagan lo que yo quiero. A veces pasa, que ambas coinciden en un sistema libre de contradicciones, y es muy interesante. Ahora, ¿debo forzar toda esta maquinaria deseante cuando no se da de esa manera?
El deseo es, lejos de ser exhaustivo análisis, aquello que no tenemos y se escapa. No lo tenemos, por eso lo deseamos, se nos escapa porque de tenerlo no queda deseo. Por favor, no entender binariamente, nada de "Yo quería ravioles y ahora los tengo y los sigo queriendo" porque es todo mucho más minúsculo que eso, vos querías comer ravioles, cuando tengas hambre, en un momento particular y hasta que pasen las condiciones. Y si comiste ravioles, querés comer nuevamente cuando se den otra vez las condiciones para ello, no antes ni después.
Volvamos, por favor, a este deseo que no tenemos y se escapa. Primero, imaginemos no sólo un deseo, sino infinitos por cada deseante. Agreguémosle pesos diferenciales entre los distintos deseos. Imaginemos a aquel campo por el que fuga un deseo como repleto de obstáculos, que nosotros, los deseantes, nombramos. Estos obstáculos no son, ni más ni menos que aquellas cosas que deseamos. Por poner un ejemplo absurdo y restarle metafísica a la teoría, cuando yo quiero comer bondiola, ese es un obstáculo del deseo, y lo ayudo a superarlo con sólo acercarme a él.
A este campo deseante, podremos darle una topología de acuerdo a distintos parámetros, si lo hacemos por grado de dificultad o probabilidad, partiendo desde el ser, obtenemos un estilo de red que a mí me agrada bastante.
De este punto, tenemos varias anotaciones interesantes.
Comencemos por la diferencia de pesos. Una persona conflictiva en su deseo, tendría pesos bastante similares entre ellos, lo que dificultaría constantemente hacer una acción. Otra, sería poco flexible en su elección, basado en un diferencial de pesos elevados, y alejamiento de las condiciones materiales que los sustentan.
Puede haber también diferencia en el acto etiquetador del deseo. Por ejemplo, en un ser que se establezca perfecta y rápidamente, ya se sabe el camino que ha de recorrer, virando rápidamente entre los distintos objetivos. Otro ser, con dificultades aquí, vagaría por el campo deseante, como si fuera el portador de la mancha y estuviera jugando con sus múltiples deseos.
Una diferencia aún más interesante, y mucho más simple de entender, ya que se encuentra en el pensamiento común, es la organización del peso diferencial en las distintas áreas de la red deseante. Por un lado, si el peso estuviera centrado en derredor del ser, hablando en distancias basadas en la probabilidad, tendríamos a un realista. En sentido opuesto, ante una organización de pesos en lugares de difícil acceso (repito, por probabilística) para el ser, tendríamos nada menos que un idealista.
Y ahora, ¿Cómo está organizado el campo de tu deseo?
4.9.07
Máquinas Deseantes
Said By:
Y.
| At:
10:02 a.m.
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2 comentarios:
gracias por el comentario, y nunca lo voy a saber igual.
Lo unico que se que lo que uno desea siempre siempre siempre se aleja, y es complicadisimo, entonces si desearamos menos seria mejor, pero es asi, nos gusta ese jueguito.
No sabia en cual de tus 3 blogs firmarte, este es el que me llamo mas la atencion, beso!
Hiciste bien en elegir este blog, uno es un proyecto que creo que no lo voy a hacer y el otro es un chiste. Y si, nos gusta ese jueguito, nos vemos.
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