1.9.07

Simulacrum

Tercera vez que trato de escribir. No me molesta producir cosas tan viscerales, pero sí me molesta saber que me reflejan, que eso de ahí soy yo. Es feo, no? Saber que uno es eso que tiene ahí enfrente, esa ordenación de letras. Pero también está bueno, cuando esa ordenación de letras es otro, uno ya sabe quien es. O cree saberlo.

Supongo que estuve esperando demasiado de esta vida. Hay cosas que me sorprenden, pero otras perdieron completamente la gracia. Ya parece un chiste de mal gusto. Es como cuando miro, por ejemplo, a las relaciones humanas: hay ciertos elementos y conductas, que en base a la repetición mecánica, se vacían de contenido. Es todo una deformación de algo que fue en su momento. El saludo con un beso en la mejilla no es nada. NADA. No es un beso-en-la-mejilla. Es un SALUDO, y nada más. Incluso tocar un dedo de esa persona es mucho más íntimo que rozar su cara con la tuya. Acá hay un ejemplo más fácil, para los sensacionalistas: Una mirada puede acercar a dos seres mucho más que cualquier revolcón.

Otra cosa me parece extraña, el fenómeno del gemelo desconocido. Esa persona que ves ahí, no es la que conociste siquiera, sino una levemente diferente. Intolerablemente diferente, es un simulacro (simulacrum). Hacen que muchas veces, tenga que mirar de nuevo. Una y otra vez. Nada peor que una copia de calidad. Y hablo en dos sentidos, tanto aquel que de verdad se parece, como aquel que de verdad es. Me doy cuenta, hay algo que falta, tras los ojos. Sí, tenés razón, es el mismo cuerpo, pero hablo con alguien distinto.

Trataré de, en un futuro, ampliar estos tópicos, aunque dudo que alguna vez vuelva a algo así.

3 comentarios:

Gad dijo...

Mientras las letras reflejen algo (qué vacío si el espejo no muestra nada, si las letras no significan más que letras), que sea feo, que sea pintoresco, que sea atractivo -que es una cosa distinta, en cierto modo-, depende del lector.
En cuanto a lo del beso, a menudo ni siquiera es un saludo: sólo una automatización vacía de significación, un acto reflejo, un absurdo rozamiento de mejillas.
Y por último, lo que a mí me molestaría más sería descubrir que yo soy mi propia doppelganger, no por el tema de la multiplicidad del ser, sino por eso del potencial cambio molesto y desconocido.

Y. dijo...

Qué bueno, que se piense que las letras reflejan algo. Recordé algunas cosas del género artístico, entre la "vanguardia" dadá, el surrealismo onírico, el pop y el minimalismo. Pero como no entiendo nada de nada y esto es sólo un recomentario, no digo nada más, quizás en un futuro postée algo de esto.

Y no entendí lo del doppelganger digo, en qué sentido te molestaría?

Gad dijo...

Mmm... Mi otra yo debe haber escrito eso. Lo que pasa es que ella es una aristócrata miedosa que teme caer en desgracia.