Vómito

Estoy pensando en cerrar el blog de una vez. O de crear otro. Pero lo importante es saber que escribo solo y cuando hay otras cosas más importantes que hacer. Es un escape, una necesidad imperiosa. La escritura me posee, por momentos, y descarga muchas de aquellas cosas que me suceden. Eso es a lo que llamo "vómito de inspiración". No hay que dejarlo ir, así tan fácilmente, es asqueroso porque somos nosotros mismos.
Las vacas, animales sagrados para algunos, objetos de satisfacción plena para los otros, hacen algo que solo últimamente descubrí que es útil: Rumiar. Al vómito nadie lo quiere, es de colores, explosivo, horrible. Pero lo masticado es sabroso para todos, es más suave, homogéneo. A nosotros, los delicados humanos, nos gustan las cosas ya cocinadas y de ser posible masticadas. Por eso mismo que pretendo cambiar el blog.
Está muy bien eso de andar vomitando en el blog de uno. Pero estaría mejor procesar todo esto, guardarlo en una hoja, prepararlo para luego presentarlo como algo ya listo, o no presentarlo jamás. Ya me dirán lo que me dirán. El vómito me lo voy a guardar, y lo van a ver procesado. No digo terminado, porque una obra nunca se termina, siempre le hace falta una u otra corrección.
De todos modos, no esperen arte en el sentido clásico. No soy artista en el sentido capitalista del término (es decir, aquel que vive de su arte), soy artista en el sentido humano, en la capacidad única que tenemos los humanos de crear. Y todos lo somos, bah, no todos, porque no se esfuerzan en serlo, y ellos son grises. son insignificantes. Perdonen que me detengo aquí, pero ya me dieron arcadas.