Ramiro y Néstor

Una vez más, Ramiro salía caminando de la gran empresa para la que trabajaba, dispuesto a ir a descansar. Él sólo deseaba llegar a su habitación, y poner ese disco de Silvio Rodriguez que tanto le gusta. Su habitación era una mezcla de posters de revolucionarios, colchones, la mesa del desayuno y olor a hierbas. Ramiro, vestía ropa tejida, llevaba el pelo largo y la barba algo crecida.
Una vez más, el guardia de seguridad, al verlo pasar dijo algo de su repertorio fascista, en este caso, que él todavía tenía el falcon anti zurditos. Lo dijo al aire, como quien no busca respuesta. Ramiro ya varias veces lo había escuchado, primero con miedo, luego violencia, y ahora con un hálito de lástima. Entonces se le acercó para decirle lo que pensaba de eso.
"Mirá, a mi no me jode más lo que decís, ya se que sos incapaz de matar a nadie, sino no estarías trabajando de guardia de seguridad para esta multinacional... sos más bueno que el pan. Vos lo decís para sentirte más hombre nada más... decime qué auto manejaba tu viejo" "Un falcon 73, espectacular" "Y decime qué música te gusta" "Y... yo escucho de todo un poco, me gustan muchas cosas" "Pero hay un cantante que sé que te gusta mucho" "Bueno, puede ser, me gustan muchas cosas" "Pero hay uno en especial... Ricky Martin verdad?" "Es que tiene muy buenas letras, muy bueno" "Viste? por eso te digo que sos incapaz de hacerle algo a alguien, sino no estarías acá parado despreciandome por no ser como vos, no tenés tantos huevos como mostrás. Te querés parecer a tu viejo, bueno, pero date cuenta que no sos tu viejo... antes me molestaba lo que hacías, pero ahora está todo bien, te entiendo."Ramiro leyó el tag del guardia y dijo: "Hasta mañana, Néstor" En la mirada del guardia se sentía algo cayendo, como esas palabras que tardan en ser escuchadas, y casi automáticamente dijo: "Hasta mañana, pibe, que descanses."
Ramiro sabía que había cambiado algo en Néstor. Sabía que incluso, algún día, le prestaría ese disco de Silvio Rodriguez que tanto le gusta.