26.7.08

The Turning Point

"No pienso caer, no me voy a joder, hoy no"

Siento que estoy en la puerta de algo grande. Algo grande que se escondía en mi cabeza de hacía mucho tiempo. Algo así como el "yo", que rebalsaba cada vez que me sentía un poco extraño. Estoy conociendo a la extrañeza, y ya no me importa que el pacto se destruya. Liberar a la bestia y dejarla que corretee tranquilamente por los pasillos de mi mente.
Cambios grandes se avecinan, la locura se acerca. Y no viene armada. Romper con ciertas máscaras que tapaban mi verdad es poco a poco un hecho. Lo que está adentro no es malo, sólo quiere salir.
Ya no tengo miedo de lo que podría encontrar. Antes me había defendido contra esto, pero ahora no veo por qué hacerlo. No sé si será la mejor idea, pero todos los caminos llegaron frente a la gran puerta. No abrirla sería ir contra lo esperado.
-----
¿Que estoy siendo poco claro? Vamos a lo concreto. Persona significa en griego máscara; de ahí viene el nombre. Las máscaras son necesarias y muy útiles para la vida cotidiana; no podemos estar chorreando ser por ahí donde caminemos. Es bastante fácil de pensar: nos subimos a un colectivo, y actuamos como "pasajero", con ciertas características personales, pero pasajero en fin. Vemos a una camarera, que no es una camarera sino que juega a eso. Vemos a una persona comprando en un quiosco, y es un cliente.
Cada uno de nosotros portamos máscaras, y a veces éstas nos poseen fuertemente. En lenguaje común, sería un estereotipo. Algunos odiamos más que otros ser calificados de estereotipos. Un estereotipo no está vivo, es una máscara gris, es un autómata que hace tal cual está programado para hacer. Todos somos un poco(o mucho) autómatas.
Pero también somos reales. Somos algo real, más allá de la máscara. Y a muchos nos da miedo darnos cuenta. En algunos esto murió rápidamente, en otros todavía agoniza. Imaginate lo atroz que es no comportarse según como uno tendría que comportarse. Aún el loco se comporta tal cual tiene que comportarse.
-----
Siento cómo ya puedo salir a la vida sin máscaras, siento que la gran puerta se está abriendo. Todo esto tiene un precio, un precio social. Pero supongo que me espera la realidad. Así que no forzar las cosas con la gente es un buen plan. Digo, las máscaras sociales cada vez me calzan menos, las charlas de ascensor cada vez me desgastan más. ¿Por qué no abandonarlas? Sí, ya sé que va a quedar poca gente de este lado, ya sé que se van a cerrar a su vez muchas puertas. Pero ya se verá. Después de todo, si nos vamos a arrepentir por algo, que sea algo hecho y no algo no-hecho.
Espero encontrarlos a la vuelta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

con cuidado o podes llegar a ser una persona antipatica como yo que no cordina el buen dia ni de casualidad.