8.9.08

Magia, cambio y voluntad

Alguna vez tenía que pasar, un error lo tiene cualquiera, no? De todos modos, no está bueno desayunar realidad, sigo prefiriendo los mitos, las fantasías, y las voluntades.
En el fondo, me sigo creyendo un mago. Mago pero no esos de bolas de fuego y superchería, mago de tipo "trickster", mago urbano e invisible. Con desayunar realidad me refiero al hecho de darme cuenta que el cielo no es sólo un trozo de mi piel (Extremoduro aparte), al hecho de que las cosas se pueden descontrolar.
No estoy acostumbrado a fallar, y eso es un defecto grave. Pero siento que vuelvo a estar en control, de a poco. La costumbre del éxito, de la suerte, de esa pequeña diferencia ventajosa que da la voluntad puesta a trabajar, fomentaron ciertas cosas en mi vida que debo cambiar. Para empezar, vamos a recuperar lo que me corresponde: mi tiempo.
Veo caminos todo el tiempo, tras cada decisión que tomo veo resultados. Me acostumbré los ojos a eso, y me perdí en la maraña de datos. Establezcamos algunas cosas, establezcamos un marco del cual agarrarse. Si todo el mundo gira, sólo nos queda la nausea. ¿Qué cosas están o estarán fijas a partir de ahora?
Para empezar, la tranquilidad mental es un buen objetivo. Limpiar la cabeza de distractores inútiles, ajustar algunas cosas, aprender a relajarme para hacer foco. Distractores inútiles? Todo aquello que no tenga solución (racional) posible. Todo aquello que no tenga objetivo (en sentido amplio). Todas aquellas batallas perdidas, las pasadas, las presentes y las futuras.
Siempre me parecieron graciosas estas ilusiones de cambio. En todo el mundo, en todo el universo debe de haber seres que dicen "me cansé de esto, ahora voy a cambiar". Año nuevo vida nueva, dicen también. ¿Quién las cumple? ¿Por cuánto tiempo?
Entre creer y no creer en el cambio elijo creer. Ahora sólo es una cuestión de voluntad, y creo que de esa todavía tengo.

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